Sencillo pero largo recorrido considerando que se regresa por el mismo trazado. Tenemos que aceptar que en La Mancha las distancias entre parajes siempre tienden a dilatarse.
Es cierto que la actividad agrícola en torno al olivar, el viñedo y los cereales se extienden por la estepa manchega. Pero no es menos cierto que gran parte de este territorio estuvo ocupado por monte mediterráneo, donde la encina y la coscoja reinaban hasta no hace tanto tiempo y, bajo ellas, una gran cantidad de especies de flora y fauna. Pero no hay problema; un ejemplo de ese paisaje también está representado en esta ruta.
El sendero nos adentra en un mundo de pastores, agricultores, olivareros y vendimiadores y en los elementos que condicionan este territorio.
El trazado avanza por amplias pistas y se eleva ligeramente para poder otear el territorio que rodea a esta zona de los confines de la provincia.